Esta vez no se trata de mosquitos en ámbar que luego vayan a lucirse en bastones de multimillonarios con islas, sino de huesos enterrados en el permafrost que contienen ADN mejor conservado que el cuerpo de Walt Disney.
En concreto se trata de un fémur, de cuya médula podría obtenerse ADN en un estado casi perfecto. La idea sería utilizar dicho código genético para modificar células vivas de elefante y crear embriones de mamut.
Luego se implantarían estos embriones en el útero de una elefante y si todo sale bien saldría un pequeño mamut, aunque también podría pasar que apareciera un extraño elefante mutante que acabaría con todos.
Los responsables de todo esto son un grupo de kinkis, vamos, de científicos de laUniversidad Kinki de Japón junto con un museo de mamuts que descubrió el fémur en Siberia.
La pregunta ahora entre la comunidad científica es si debe o no debe traerse de vuelta a los mamuts, por muchas ventajas picapiedrísticas que puedan llegar a ofrecernos como bioelectrodomésticos o ingrediente de comida rápida.
Pero lo cierto es que si por culpa de la humanidad cada vez hay menos especies no estaría mal devolverle alguna a la naturaleza.
Fusilado de aquí.
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