miércoles, 14 de diciembre de 2011

El Juego de la Vida; Conway.

Me resulta hasta complicado escribir una introducción para encuadrar este curioso juego, en el que nadie pierde, nadie gana e incluso no hay ni jugadores… es más bien un juego automático (“autómata: espontáneo, con movimiento propio” que decían los griegos).




Pues el bueno de John N. Conway, un matemático inglés que aún está vivo y bebe cervezas a diario, inventó un juego que nos explica la capacidad reproductora y el ciclo de vida de las células con un ingenioso juego: el Juego de la Vida.
El juego se plantea en un universo bidimensional y autómata. Como todo juego que se precie, debe tener un tablero, a semejanza del de ajedrez pero extensible todo lo que queramos a cada lado, vamos, lo que viene a ser infinito (“in-finitus: no finito, sin fin”, que decían los romanos), ¡un súpertablero!

Las Leyes o Principios serán:

Principio de Supervivencia: Un cuadrado vivo con otros dos vecinos vivos sobrevive.

Nacimiento: Un cuadrado muerto con exactamente tres vecinos vivos colindantes se convierte automáticamente en cuadrado vivo.
Muerte: En todos los restantes casos, un cuadrado muere o permanece muerto. En el caso que un cuadrado vivo tengo uno o ningún vecino vivo, muere de soledad; y si tiene más de tres vecinos vivos, muere de superpoblación.

En este enlace encontrarás un simulador del juego con algunos de los patrones más curiosos.

Y otro simulador aquí.

Y para generalizar a lo más grande, El Universo, no el planteado por Conway en su (ingenioso) juego, sino el de verdad, el de las estrellas y galaxias y todo eso, se nos sintetiza entonces en un sistema con leyes muy elementales que serán capaces de predecir cada suceso, pero no tenemos la capacidad de computación para semejante cálculo, y en ello se basa la ambiciosa Teoría M…pero ese, es otro juego y otra historia.

Medio fusilado de aquí.

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