Pues el bueno de John N. Conway, un matemático inglés que aún está vivo y bebe cervezas a diario, inventó un juego que nos explica la capacidad reproductora y el ciclo de vida de las células con un ingenioso juego: el Juego de la Vida.
El juego se plantea en un universo bidimensional y autómata. Como todo juego que se precie, debe tener un tablero, a semejanza del de ajedrez pero extensible todo lo que queramos a cada lado, vamos, lo que viene a ser infinito (“in-finitus: no finito, sin fin”, que decían los romanos), ¡un súpertablero!
Las Leyes o Principios serán:
Principio de Supervivencia: Un cuadrado vivo con otros dos vecinos vivos sobrevive.
Nacimiento: Un cuadrado muerto con exactamente tres vecinos vivos colindantes se convierte automáticamente en cuadrado vivo.
Muerte: En todos los restantes casos, un cuadrado muere o permanece muerto. En el caso que un cuadrado vivo tengo uno o ningún vecino vivo, muere de soledad; y si tiene más de tres vecinos vivos, muere de superpoblación.
En este enlace encontrarás un simulador del juego con algunos de los patrones más curiosos.
En este enlace encontrarás un simulador del juego con algunos de los patrones más curiosos.
Y otro simulador aquí.
Y para generalizar a lo más grande, El Universo, no el planteado por Conway en su (ingenioso) juego, sino el de verdad, el de las estrellas y galaxias y todo eso, se nos sintetiza entonces en un sistema con leyes muy elementales que serán capaces de predecir cada suceso, pero no tenemos la capacidad de computación para semejante cálculo, y en ello se basa la ambiciosa Teoría M…pero ese, es otro juego y otra historia.
Medio fusilado de aquí.
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