La Vía Láctea esta destinada a sufrir un gran cambio en su apariencia durante el encuentro, el cual se predice que tendrá lugar dentro de cuatro mil millones de años. Es probable que el Sol sea arrojado hacia una nueva región de nuestra galaxia, pero la Tierra y el sistema solar no están en peligro de ser destruidos."Después de casi un siglo de especulaciones sobre el destino de la galaxia de Andrómeda y de nuestra Vía Láctea, por fin tenemos una imagen clara de cómo se desarrollarán los eventos en los próximos miles de millones de años," dice Sangmo Tony Sohn, del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial (Space Telescope Science Institute ó STScI, por su sigla en idioma inglés), ubicado en Baltimore.
"Nuestros hallazgos son estadísticamente compatibles con una colisión frontal entre la galaxia de Andrómeda y nuestra galaxia, la Vía Láctea", añade Roeland van der Marel, del STScI.
La solución llegó a través de meticulosas mediciones, hechas por el Telescopio Espacial Hubble, de la NASA, del movimiento de la galaxia de Andrómeda, que también es conocida como M31. La galaxia se encuentra ahora a una distancia de 2,5 millones de años luz, pero está cayendo inexorablemente hacia la Vía Láctea por la atracción gravitacional mutua entre las dos galaxias y la materia oscura invisible que las rodea.
El escenario es como cuando un bateador de béisbol ve una bola que se acerca en dirección recta. A pesar de que la galaxia de Andrómeda se aproxima a nosotros más de 2.000 veces más rápido que una bola que se acerca en dirección recta, transcurrirán 4 mil millones de años antes de que nos golpee. Las simulaciones realizadas por computadora, que se confeccionaron a partir de los datos proporcionados por el telescopio Hubble, muestran que a las galaxias en interacción les tomará un período adicional de dos mil millones de años después del encuentro para fusionarse por completo bajo el tirón de la gravedad y formar una única galaxia elíptica similar a las que se ven comúnmente en el universo local.
A pesar de que las galaxias chocarán una contra la otra, las estrellas que hay dentro de cada galaxia están tan separadas que no colisionarán con otras estrellas durante el encuentro. Sin embargo, las estrellas serán arrojadas hacia diferentes órbitas alrededor del nuevo centro galáctico. Las simulaciones muestran que nuestro sistema solar probablemente sea lanzado mucho más lejos del núcleo galáctico que lo que se encuentra hoy en día.
Para complicar aún más las cosas, una pequeña compañera de M31, la galaxia del Triángulo, también llamada M33, se unirá en el choque y quizás más adelante se fusione con el par M31/Vía Láctea. Hay una pequeña posibilidad de que M33 llegue a la Vía Láctea en primer lugar.
Hace un siglo, los astrónomos no se dieron cuenta de que M31 era una galaxia diferente, mucho más allá de las estrellas de la Vía Láctea. Edwin Hubble midió la inmensa distancia gracias al descubrimiento de una estrella variable que sirvió como un "cartel marcador de distancias" en una carretera.
Hubble llegó a descubrir el universo en expansión donde las galaxias se alejan de nosotros, pero se sabe desde hace mucho tiempo que M31 se está moviendo hacia la Vía Láctea a unos 400.000 kilómetros por hora (250.000 millas por hora). Eso es lo suficientemente rápido como para viajar de aquí hasta la Luna en una hora. La medición se realizó utilizando el efecto Doppler, que es un cambio en la frecuencia y en la longitud de onda de las ondas producidas por una fuente en movimiento respecto de un observador, para medir cómo la luz de las estrellas en la galaxia ha sido comprimida por el movimiento de la galaxia de Andrómeda hacia nosotros.
Anteriormente, no se sabía si el encuentro en el futuro distante sería fallido, o si se trataría de un golpe rasante o de una colisión de frente. Esto depende del movimiento tangencial de M31. Hasta ahora, los astrónomos no habían podido medir el movimiento lateral de M31 en el cielo, a pesar de los intentos hechos desde hace más de un siglo. El equipo del Telescopio Espacial Hubble, dirigido por Van der Marel, ha llevado a cabo observaciones extraordinariamente precisas del movimiento lateral de M31, las cuales disipan cualquier duda de que está destinada a colisionar y a fusionarse con la Vía Láctea.
"Esto se logró al observar repetidamente determinadas regiones de la galaxia durante un período de cinco a siete años", dice Jay Anderson, del STScI.
"En una simulación del peor escenario, M31 choca contra la Vía Láctea de frente y las estrellas son esparcidas en diferentes órbitas", añade Gurtina Besla, de la Universidad de Columbia, en Nueva York, N.Y. "Las poblaciones estelares de ambas galaxias se empujan y la Vía Láctea pierde su forma aplanada, como la de un panqueque, con la mayoría de las estrellas en órbitas casi circulares. Los núcleos de las galaxias se fusionan y las estrellas se establecen en órbitas aleatorias para crear una galaxia de forma elíptica".
Las misiones del transbordador espacial que cumplen servicios para el telescopio Hubble llevaron a cabo una actualización con cámaras cada vez más potentes, las cuales dieron a los astrónomos el tiempo suficiente como para hacer las mediciones críticas necesarias para detectar claramente el movimiento de M31. Las observaciones efectuadas por el telescopio Hubble y las consecuencias de la fusión se presentan en tres artículos que aparecerán en una próxima edición de la revista científica Astrophysical Journal.
"Nuestros hallazgos son estadísticamente compatibles con una colisión frontal entre la galaxia de Andrómeda y nuestra galaxia, la Vía Láctea", añade Roeland van der Marel, del STScI.
La solución llegó a través de meticulosas mediciones, hechas por el Telescopio Espacial Hubble, de la NASA, del movimiento de la galaxia de Andrómeda, que también es conocida como M31. La galaxia se encuentra ahora a una distancia de 2,5 millones de años luz, pero está cayendo inexorablemente hacia la Vía Láctea por la atracción gravitacional mutua entre las dos galaxias y la materia oscura invisible que las rodea.
El escenario es como cuando un bateador de béisbol ve una bola que se acerca en dirección recta. A pesar de que la galaxia de Andrómeda se aproxima a nosotros más de 2.000 veces más rápido que una bola que se acerca en dirección recta, transcurrirán 4 mil millones de años antes de que nos golpee. Las simulaciones realizadas por computadora, que se confeccionaron a partir de los datos proporcionados por el telescopio Hubble, muestran que a las galaxias en interacción les tomará un período adicional de dos mil millones de años después del encuentro para fusionarse por completo bajo el tirón de la gravedad y formar una única galaxia elíptica similar a las que se ven comúnmente en el universo local.
A pesar de que las galaxias chocarán una contra la otra, las estrellas que hay dentro de cada galaxia están tan separadas que no colisionarán con otras estrellas durante el encuentro. Sin embargo, las estrellas serán arrojadas hacia diferentes órbitas alrededor del nuevo centro galáctico. Las simulaciones muestran que nuestro sistema solar probablemente sea lanzado mucho más lejos del núcleo galáctico que lo que se encuentra hoy en día.
Para complicar aún más las cosas, una pequeña compañera de M31, la galaxia del Triángulo, también llamada M33, se unirá en el choque y quizás más adelante se fusione con el par M31/Vía Láctea. Hay una pequeña posibilidad de que M33 llegue a la Vía Láctea en primer lugar.
Hace un siglo, los astrónomos no se dieron cuenta de que M31 era una galaxia diferente, mucho más allá de las estrellas de la Vía Láctea. Edwin Hubble midió la inmensa distancia gracias al descubrimiento de una estrella variable que sirvió como un "cartel marcador de distancias" en una carretera.
Hubble llegó a descubrir el universo en expansión donde las galaxias se alejan de nosotros, pero se sabe desde hace mucho tiempo que M31 se está moviendo hacia la Vía Láctea a unos 400.000 kilómetros por hora (250.000 millas por hora). Eso es lo suficientemente rápido como para viajar de aquí hasta la Luna en una hora. La medición se realizó utilizando el efecto Doppler, que es un cambio en la frecuencia y en la longitud de onda de las ondas producidas por una fuente en movimiento respecto de un observador, para medir cómo la luz de las estrellas en la galaxia ha sido comprimida por el movimiento de la galaxia de Andrómeda hacia nosotros.
Anteriormente, no se sabía si el encuentro en el futuro distante sería fallido, o si se trataría de un golpe rasante o de una colisión de frente. Esto depende del movimiento tangencial de M31. Hasta ahora, los astrónomos no habían podido medir el movimiento lateral de M31 en el cielo, a pesar de los intentos hechos desde hace más de un siglo. El equipo del Telescopio Espacial Hubble, dirigido por Van der Marel, ha llevado a cabo observaciones extraordinariamente precisas del movimiento lateral de M31, las cuales disipan cualquier duda de que está destinada a colisionar y a fusionarse con la Vía Láctea.
"Esto se logró al observar repetidamente determinadas regiones de la galaxia durante un período de cinco a siete años", dice Jay Anderson, del STScI.
"En una simulación del peor escenario, M31 choca contra la Vía Láctea de frente y las estrellas son esparcidas en diferentes órbitas", añade Gurtina Besla, de la Universidad de Columbia, en Nueva York, N.Y. "Las poblaciones estelares de ambas galaxias se empujan y la Vía Láctea pierde su forma aplanada, como la de un panqueque, con la mayoría de las estrellas en órbitas casi circulares. Los núcleos de las galaxias se fusionan y las estrellas se establecen en órbitas aleatorias para crear una galaxia de forma elíptica".
Las misiones del transbordador espacial que cumplen servicios para el telescopio Hubble llevaron a cabo una actualización con cámaras cada vez más potentes, las cuales dieron a los astrónomos el tiempo suficiente como para hacer las mediciones críticas necesarias para detectar claramente el movimiento de M31. Las observaciones efectuadas por el telescopio Hubble y las consecuencias de la fusión se presentan en tres artículos que aparecerán en una próxima edición de la revista científica Astrophysical Journal.
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