El lago Vostok es un lago subglacial en la Antártida. Está ubicado por debajo de la base Vostok rusa, a 3.748 m bajo la superficie de la placa de hielo antártica central, totalmente aislado del exterior y protegido de la atmósfera.
Este lago permaneció desconocido hasta hace poco tiempo debido a su ubicación geográfica, lo cual lo convierte en una de la últimas zonas por explorar del planeta. El lago fue descubierto como tal por el científico ruso (en ese entonces soviético) Andrei Kapitsa entre fines de los años 1950 y los 1960. Posteriormente estudiosos rusos y británicos ratificaron la existencia del lago en 1996 mediante la combinación de datos de diversas fuentes, incluyendo observaciones aéreas de radar y altimetría de radar desde el espacio. La existencia de agua líquida bajo la capa de hielo de varios kilómetros se ha confirmado y constituye el lago sin contaminar científicamente más prometedor de la Tierra. El agua que contiene es muy antigua, con un tiempo de residencia medio de 1 millón de años que contrasta con los 3600 años del lago Ontario.
El lago Vostok, localizado a 3.8 kilometros de la superficie y comparable en extensión con el Lago Ontario, fue por primera vez inspeccionado, el pasado 5 de febrero, después de 20 millones de años de permanecer virgen a la incursión de cualquier elemento exterior de la naturaleza.
Debido a la similitud de las condiciones del lago a las que se podrían encontrar bajo la corteza helada de algunos cuerpos del Sistema Solar como Europa, una luna de Júpiter, el confirmar que la vida puede sobrevivir en el lago Vostok supondría reforzar los argumentos a favor de la presencia de vida en entornos parecidos fuera de la Tierra, proporcionando en cualquier caso un entorno útil para probar y desarrollar la tecnología necesaria para realizar este tipo de exploraciones.
La importancia de este lago es sublime para los investigadores. Siendo el cuerpo de agua dulce más profundo del Polo Sur, el Vostok desprende grandes cantidades de energía geotérmica, pudiendo albergar formas de vida desconocidas que han logrado adaptarse a estas condiciones. Lo curioso es que este ecosistema, único en la Tierra, es equiparable a los depósitos de hielo de la luna de Júpiter, ya que las corrientes de calor que guarda sólo se habían encontrado en el satélite natural de ese planeta.
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