En las más antiguas listas de mártires, confeccionadas en los primeros siglos de la era cristiana, figuran por lo menos tres santos de nombre Valentín: dos obispos que fueron sepultados en diferentes lugares de la Vía Flaminia, de Roma, y un tercero que habría sido torturado y muerto en África; todos ellos recordados el 14 de febrero.
Los autores de la Enciclopedia Católica afirman que los datos que han llegado hasta nosotros sobre estos tres supuestos mártires "carecen de valor histórico" por ser escasos, insuficientemente fundamentados y de fecha muy posterior al tiempo en que se presume que hayan vivido.
A lo largo de los siglos, estos tres Valentines se fueron unificando en la memoria popular dando lugar a un personaje, una historia y una tradición que no cesaron de enriquecerse a lo largo de los siglos, hasta constituirse en una leyenda sobre alguien que, tal como se lo recuerda hoy, jamás existió.
Pero la fiesta de san Valentín es mucho más antigua que el propio cristianismo: se enlaza con las fiestas lupercales del Imperio Romano, rituales paganos en homenaje a Fauno Luperco (de 'lupus', lobo, Pan para los griegos) que protegía a los pastores y los rebaños, y que se celebraban el 15 de febrero de cada año, cinco semanas antes del comienzo de la primavera.
Hacia finales del siglo V d. C., el papa Gelasio I recogió las leyendas sobre San Valentín e instituyó su conmemoración el 14 de febrero, con el fin de apropiar para la Iglesia la tradición de las lupercales, que se extinguió.
En el decreto papal se explicaba que San Valentín era uno de aquellos "cuyos nombres son venerados por los hombres, pero cuyos actos sólo Dios los conoce", admitiendo así la absoluta carencia de datos verosímiles sobre este santo.
Entre las numerosas leyendas que surgieron a lo largo de los siglos se destaca una según la cual Valentín habría sido un sacerdote cristiano que fue detenido y torturado hasta la muerte en 270 d. C. por orden del emperador romano Claudio II.
Según esta historia, que fue transmitida oralmente y de la cual no hay ningún testimonio, el sacerdote se enamoró perdidamente de la hija de uno de sus carceleros, a quien dirigió una carta apasionada firmada como "tu Valentín", que dio origen a la tradición de las cartas que en muchos países los enamorados intercambian el 14 de febrero.
Sin embargo, varios poetas medievales europeos ensalzaron el florecimiento del amor en esta fecha, recordando que es cuando los pájaros empiezan a aparearse en el hemisferio norte, lo que dio pábulo a las versiones según las cuales se trataba de un santo vinculado al amor romántico. Otros dicen que fue condenado a muerte por casar parejas en secreto bajo el rito todavía clandestino de los católicos.
Y en el nuevo milenio esta fiesta pagana de raíces antiquísimas, tal vez como consecuencia de la globalización cultural, se ha extendido incluso a países musulmanes dominados por el integrismo islámico: el año pasado, un imán sunita criticó en una mezquita de Irak a los jóvenes de su país que participan en la celebración.
Hacia finales del siglo V d. C., el papa Gelasio I recogió las leyendas sobre San Valentín e instituyó su conmemoración el 14 de febrero, con el fin de apropiar para la Iglesia la tradición de las lupercales, que se extinguió.
En el decreto papal se explicaba que San Valentín era uno de aquellos "cuyos nombres son venerados por los hombres, pero cuyos actos sólo Dios los conoce", admitiendo así la absoluta carencia de datos verosímiles sobre este santo.
Entre las numerosas leyendas que surgieron a lo largo de los siglos se destaca una según la cual Valentín habría sido un sacerdote cristiano que fue detenido y torturado hasta la muerte en 270 d. C. por orden del emperador romano Claudio II.
Según esta historia, que fue transmitida oralmente y de la cual no hay ningún testimonio, el sacerdote se enamoró perdidamente de la hija de uno de sus carceleros, a quien dirigió una carta apasionada firmada como "tu Valentín", que dio origen a la tradición de las cartas que en muchos países los enamorados intercambian el 14 de febrero.
Sin embargo, varios poetas medievales europeos ensalzaron el florecimiento del amor en esta fecha, recordando que es cuando los pájaros empiezan a aparearse en el hemisferio norte, lo que dio pábulo a las versiones según las cuales se trataba de un santo vinculado al amor romántico. Otros dicen que fue condenado a muerte por casar parejas en secreto bajo el rito todavía clandestino de los católicos.
Y en el nuevo milenio esta fiesta pagana de raíces antiquísimas, tal vez como consecuencia de la globalización cultural, se ha extendido incluso a países musulmanes dominados por el integrismo islámico: el año pasado, un imán sunita criticó en una mezquita de Irak a los jóvenes de su país que participan en la celebración.
Fusilado de aquí.
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