viernes, 1 de abril de 2011

El día de la toalla.

Cada 25 de Mayo se celebra el Día de la Toalla, en el que los seguidores de Douglas Adams le recuerdan y añoran, desde 2001, dos semanas después de su fallecimiento. Adams es el autor de la hilarante saga de ‘La Guía del Autoestopista Galáctico’, donde se narran las peripecias de Arthur Dent, un terrícola que se ve inmerso en viajes interestelares llenos de extraños alienígenas y androides paranoides. Una obra surrealista y cargada de frases míticas, de las que quizás la más conocida es que la respuesta a la Pregunta Última de la Vida, el Universo y Todo lo Demás, es 42 (el verdadero problema es saber cuál es realmente esa pregunta).


Y otra de esas grandes frases está en las primeras escenas del libro, la utilidad de la toalla, que es un elemento fundamental que llevan todos los autoestopistas galácticos: una herramienta básica y con un sinfín de utilidades. En honor del añorado Douglas, los fans pasean todo el día con una toalla al cuello, y levantando su pulgar esperando a que pase alguna nave a recogerlos. Esta es la legendaria frase:

Dice [La Guía del Autoestopista Galáctico] que una toalla es el objeto de mayor utilidad que puede poseer un autoestopista interestelar. En parte, tiene un gran valor práctico: uno puede envolverse en ella para calentarse mientras viaja por las lunas frías de jaglan Beta; se puede tumbar uno en ella en las refulgentes playas de arena marmórea de Santraginus V, mientras aspira los vapores del mar embriagador; se puede uno tapar con ella mientras duerme bajo las estrellas que arrojan un brillo tan purpúreo sobre el desierto de Kakrafun; se puede usar como vela en una balsa diminuta para navegar por el profundo y lento río Moth; mojada, se puede emplear en la lucha cuerpo a cuerpo; envuelta alrededor de la cabeza, sirve para protegerse de las emanaciones nocivas o para evitar la mirada de la Voraz Bestia Bugblatter de Traal (animal sorprendentemente estúpido, supone que si uno no puede verlo, él tampoco lo ve a uno; es tonto como un cepillo, pero voraz, muy voraz); se puede agitar la toalla en situaciones de peligro como señal de emergencia, y, por supuesto, se puede secar uno con ella si es que aún está lo suficientemente limpia.

¿No has leído nada de Douglas? Ante todo, mucha calma… y diríjase a su librería más cercana. Consúmase en la intimidad, puesto que su lectura en espacios públicos produce el efecto de ser el centro de atención debido a las carcajadas y espasmos no controlados.



Fusilado de Aquí.

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